"Haz lo que te dé la real gana, pero que te haga feliz"

sábado, 8 de noviembre de 2014

Érase una vez...

Bueno, pues hoy después de un mes y tres semanas por tierras austríacas (sí, parece MENTIRA) me he decidido a escribir algunas de las aventuras que me van ocurriendo por aquí sin ton ni son y tal y cómo se me van pasando por la cabeza.


Todo se remonta a un día que yo estaba tan tranquila en mi habitación de las "favelas de Brasil" (muchos ya sabéis a qué me refiero) y me llegó un email que lo cambiaría todo.



Me habían concedido la beca de Auxiliar de Conversación de Español y por aquel entonces sólo sabía una cosa: me iba a Austria. Y la pura y triste verdad es que no sabía nada de aquel gran desconocido país del noreste de Europa.

De repente todos mis planes de futuro se desvanecieron, pero no en vano, sino para crear otros nuevos. Muchos estaréis o habréis estado en la misma situación cuando se termina la Universidad:¿Qué hago? ¿Sigo estudiando? ¿Pero, el qué? ¿Un máster? ¿O mejor busco trabajo? ¿Hago prácticas? ¿Seré una "nini"? ¿Me cogerán sin experiencia? ¿Qué estudio?  Y miles de preguntas más que se nos pueden pasar por la cabeza.

Simplemente hay que coger las oportunidades que la vida nos brinda e ir a por todas.

Lo que sí hice al poco de recibir la noticia y decidir que me iría sin pensármelo demasiado (vaya a ser que fuera a arrepentirme) fue coger un vuelo. Sin embargo, cuando recibí la información de mi lugar de trabajo (al menos la región, la situación) aún no tenía claro dónde viviría, ni había tenido el tiempo suficiente para buscar ningún piso.

Así que la noche de antes de mi vuelo con destino Viena, simplemente cogí un hostal a la aventura para un par de noches por lo menos, hasta que consiguiera solucionarlo. Tenía 4 días antes de irme a un curso de preparación para el trabajo en otra región de Austria para encontrar un sitio en el que quedarme y dejar mi maletón. A propósito del cual:

Nunca he sido de hacer maletas, todo me parece importante cuando me voy de viaje, y acabo con una maleta llena de "por sis" como le pasa a mucha gente. Cuando me voy de viaje tengo más miedo de lo que puedan decirme en el aeropuerto sobre mi maleta o de cuántos millones me harán pagar por los kilos en exceso que de nada de lo que pueda pasar en el lugar de destino o de cualquier incertidumbre del mundo mundial. Me siento como una traficante de drogas yo también vivo la adrenalina en cada facturación. Al igual que cuando hay que pasar el control de seguridad, que siempre pienso con muy poco sentido "que no me cacheen, que no pite, que no pite", ni que fueran a encontrar algo realmente...



Dicho sea de paso que tampoco tenía ni la menor idea de cómo llegar del aeropuerto al hostal y no habría nadie esperándome a mi llegada, a lo que hay que añadir la dificultad del idioma.



Y aquí acaba el primer capítulo de mi historia.

Salaminesa

No hay comentarios:

Publicar un comentario